Desde hace unos meses, alguien entra en el cementerio de Torrecampo por la noche y destroza las tumbas. La Guardia Civil ha puesto en su punto de mira a Bernardo, el enterrador, quien acude a Julia para que lo ayude.
La ex inspectora se ve obligada a investigar quién está detrás de estas profanaciones que parecen ser obra de unos gamberros adolescentes.
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